Hoy en día la navegación es mas fácil gracias a los motores y los sistemas de navegación, radares, GPS, Plotter...
El Santísima Trinidad, 1769.
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Un poco de historia
Pero los viajes en la antigüedad debían enfrentarse a diversos problemas, muchas zonas del planeta estaban sin cartográfiar, estaban a merced del viento y debido a los sistemas de navegación, era complicado saber incluso la posición del buque; todo esto hacia que las largas travesías se convirtieran en travesías eternas y eso era un problema ya que no existían muchas formas de conservar los alimentos.
En las galeras los remeros apenas variaba su alimentación, "25 onzas de bizcocho, pero si estábamos en donde no la podían tomar, que era en tierra del enemigo, 20 onzas y una almuerza de mazorra; algunas veces media escudilla de vinagre, otra media de aceite y otra media de lentejas y arroz. Alguna Pascua daban carne, una libra a cada uno".
Los cocineros de un buque eran generalmente gente de mar con discapacidad, pero se les clasificaba como suboficiales. No se les nombraba por sus habilidades culinarias, ya que la dieta era estándar y repetitiva.
En el siglo XVIII en un buque la alimentación de a bordo no solía ser escasa (en el mejor de los casos) pero si miserable en calidad.
La alimentación en un buque solía ser carne o pescado seco, galletas y nada de fruta, verduras o carne fresca, es decir nada de vitamina C.
En un buque de guerra Británico, la primera comida era a las 6:00, la tomaban en unas mesas colgantes en el mismo lugar donde dormían y solían consumir Burgu, una pasta de agua y gachas que era acompañado con café escocés, una bebida amarga hecha de bizcocho disuelto en agua caliente.
Al mediodía a menudo se tomaba carne de vaca o cerdo curado, galletas, un pudín de guisantes, cerveza (no solía durar en buen estado mucho tiempo) y con un poco de suerte mantequilla y queso.
Galleta con inscripción. Esta galleta se le dio - Miss Blacket en Berwick el martes 13 de abril 1784. |
El nombre de esas galletas proviene de "Bis coccio" (Biscuit), cocido dos veces, normalmente no se hacían a bordo, se solían hacer en el puerto y se conservaban hasta el embarque, y en muchas ocasiones cuando se embarcaban ya estaban en mal estado; cuando olían mal le añadían vinagre (que se usaba para la desinfección del buque) para disimular el olor y el sabor.
Pero con el tiempo la comida se volvía tan dura que se podía tallar, eso en el mejor de los casos; con el tiempo el queso se llenaba de largos y rojos gusanos, era la primera fase de descomposición, los gusanos no detenían a un hombre hambriento, un guardiamarina llegó a decir "eran muy fríos cuando los comías, como la cuajada de ternera". En la segunda fase las galletas se infectaban de gorgojos y las convertían en polvo, perdiendo todo su valor nutritivo. A esas alturas una rata era una delicia. Esa era la vida para la marinería, los oficiales disfrutaban de rostbif, carne de cordero recién cortado y vino.
Lo que no solía faltar era un brebaje llamado Grog, servido después de la cena, ron mezclado con un poco de agua, algunos marineros le añadían limón y así tomaban su ración de vitamina C para evitar el escorbuto.
En el buque Victory, tenían un hornillo con un espetón de 2 metros se podían y sacar 40 kilos de galletas de una hornada.
Aquí podéis ver imágenes de la cocina y lugar donde comía la tripulación del HMS Victory; se puede apreciar claramente la diferencia en la vida de abordo entre oficiales y marinería.
Si la suerte les acompañaba y encontraban una isla existía la posibilidad de conseguir víveres, agua fresca, carne de tortuga, cerdos salvajes..., alimentos que vendían al principio los Bucaneros ante de dedicarse a la piratería (el término proviene de la palabra Arawak, "Buccan", y era un la forma en la que los nativos ahumaban la carne, los Franceses adaptaron el nombre a "Boucan" y posteriormente los ingleses tradujeron a su idioma como "Buccaneer").
Cocinero de la armada Británica
con uniforme de la Royal Navy en 1799. |
Pero lo peor para un marino no era la mala calidad de los alimentos si no la falta de estos, en el primer viaje alrededor del mundo, por Magallanes, los supervivientes al mando de Juan Sebastián Elcano (Magallanes no sobrevivió a la odisea) acabaron cociendo el cuero de las vergas según relata Pigafetta: "Bebíamos agua amarilla que llevaba muchos días podrida... Para no morirnos de hambre llegamos al extremo de comer los pedazos de cuero con que estaba recubierto el palo mayor para evitar que el cable se deshilara. Expuestos a la lluvia, al sol y al viento durante años, aquellos pedazos de cuero eran tan duros que teníamos que sumergirlos en el mar durante cuatro o cinco días para ablandarlos un poco. Los poníamos entonces sobre la lumbre, y luego los engullíamos..., a menudo estábamos reducidos a comer aserrín del maderamen y hasta las ratas, tan repelentes para el hombre, habían llegado a ser un alimento tan delicado que se pagaba medio ducado por cada una, y aún así era difícil de conseguirlas"; el viaje que comenzó Magallanes y que finalizó Elcano duró mas de tres meses y de 234 tripulantes sólo llegaron 18.
Otro problema era el agua, la carne al conservarla en sal producía mas sed y entre el esfuerzo físico y la calidad de la comida se consumía rápido y si no escaseaba se acababa pudriendo, entonces se mezclaba con chocolate para disimular su terrible sabor y olor.
James Cook fue el primer oficial en cargar su barco con frutas como limones, para evitar el escorbuto lo que logró que ninguno de sus tripulantes sufriese la terrible enfermedad.
Gracias a la mejoría de los instrumentos de navegación, de los buques y una mejor conservación de los alimentos hicieron que los viajes fuesen mas rápidos y se consiguió una mejora de la calidad de vida en la mar.
En la actualidad
Hoy en día circunnavegar el mundo a vela se ha llegado a hacer en 48 días, pero para conseguirlo hay que, entre otros factores, reducir peso en la embarcación y eso incluye la comida de abordo que se trata básicamente de comida Liofilizada (deshidratados mediante la congelación).A bordo llevan una buena variedad de menús liofilizados, tienen entre las 3.500 y 4.000 calorías o mas en los días de mucho frío.
En la dieta entra todo tipo de alimentos, pollo, pasta carbonara, lentejas, estofado, arroz, chili con carne, cerdo, bacalao, chocolatinas, galletas, gominolas, barras energéticas, frutos secos, bebidas isotónicas, complementos vitamínicos...; pero el sabor no es precisamente una exquisitez.
La comida se almacena en bolsas enumeradas por día de navegación y se calienta en un hornillo o usando bolsas de comida auto-calentables.
Demostración de dos tripulantes del equipo Telefónica
con comida liofilizada. Ver mas en El Mundo.
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